Un hombre de Melbourne, Australia, estaba jugando baloncesto con su hermano y su primo de 16 años, usando un aro colocado en su garaje. Después de golpear el balón, se colgó del aro por un momento triunfal. Los ladrillos cedieron y el muro se derrumbó sobre el hombre de 20 años, aplastándolo fatalmente. Su nombre fue retenido por las autoridades, a petición de su familia.
Melbourne, Australia, no es el lugar más seguro para jugar al baloncesto. Ryan Maloney, de 19 años, murió en 1996 en una cancha de baloncesto pública cuando el anillo se le cayó encima después de un mate. El juez de instrucción recomendó que se prohibiera hacer mates jugando al basek. No se prestó atención a sus palabras. La tradición se sigue practicando en todo el mundo.